Vaso de sidra Sella

La sidra asturiana

La sidra es el orgullo asturiano. Es un símbolo de identidad de la región, muy arraigado culturalmente, y muy diferente a otros sitios donde también se consume la sidra. Su viaje comienza en los «pomares» o manzanos, sigue por recogerse o «pañarse», y termina en sacos a la espera de ser «mayada» o triturada en el «llagar». Descubre con nosotros este apasionante proceso.

Asturias: madre de la sidra

El producto típico de asturias, es la manzana. La relación entre una y otra es intrínseca, y juntas, forman un todo, un conjunto inseparable . La sidra como no podía ser de otra manera, es el licor que se obtiene de la fermentación de dicha fruta en un proceso de fermentación. Comienza en primavera cuando los pomares (o manzanos) florecen; todo un espectáculo para los ojos. Es tan especial, que de hecho hoy en día, existen rutas para su observación y disfrute como si de la floración del cerezo japonés se tratase. Durante el verano la manzana madura. Se recoge o «paña» en octubre y noviembre, y a continuación se lleva al «llagar» o lagar, que es el lugar donde comienza el proceso de la sidra como tal. Las manzanas se prensan y se «mayan» (o estrujan) y el líquido resultante que es el zumo, se almacena en toneles iniciándose el proceso de fermentación hasta llegar meses después, a la sidra. Una vez que ha fermentado se cierra el tonel y se espera a que el proceso finalice para poder disfrutar de este líquido de oro en el llagar mismo, en bares, en casa, o en las clásicas espichas de prao o romerías.

El escanciado de la sidra

Como comentábamos al principio, hay otras regiones del mundo donde también existe la sidra: País Vaso, Francia, y una versión en inglés, la Cider. Pero en asturias es el único lugar donde se escancia. ¿Se qué? Te estarás preguntando… La manera en que se sirve, es de las cosas más características que tiene. Se debe de servir escanciada, y esto significa que se echa a una distancia amplia: subiendo el brazo con la botella en la mano, y dejando el vaso con la otra mano debajo, el líquido ha de caer desde la botella para golpear contra el borde del vaso y «que la sidra rompa». El porqué es sencillo: hay que despertar el gas carbónico que de manera natural queda reposado. Al romper el líquido con el vaso, el gas carbónico se abre y de esta manera la sidra despierta con todo su esplendor, todas sus propiedades organolépticas de sabor, olor, textura carbonatada… y además, elimina el ácido acético. Por eso nunca verás que la sidra se sirve directamente de la botella al vaso, y mucho menos ¡se bebe directamente de ahí! Eso sería un sacrilegio.

El vaso de sidra

El vaso de sidra tiene nombre propio: vaso de sidra. Es un vaso de gran capacidad y boca ancha. Su estructura ligeramente se va abriendo desde la base hasta el final. Es así porque la sidra tiene que respirar para poder disfrutarla. Cuando la escancias, obtienes en el vaso un «culín». No es una medida estandarizada, porque a algunas personas les gusta más pequeño o más grande, pero suelen ser entre dos o tres dedos. Se ha de beber de golpe, porque sino… «se pierden las vitaminas».

El mejor consejo para escoger un buen vaso: cristal fino. Nuestro vaso de sidra Sella, es el vaso por excelencia para disfrutar de todo el sabor de la sidra. Dkristal tenemos mucho que ver en este crecimiento, ya que nuestra compañía fue la primera en plantear el vaso fino en este sector, y actualmente lo hemos llevado a países como México, Estados Unidos, Reino Unido e incluso las islas Filipinas y Japón. No se entiende la expasión de la sidra sin el vaso fino.